Ojalá pasar tiempo (de cantidad y calidad) con los hijos fuera una prioridad. Ojalá que el tiempo alcanzara para escuchar, contar cuentos, pasar la pelota, devolver la mirada… A veces, la falta de tiempo del adulto, es el peor enemigo de la infancia. A veces, los hijos llegan al mundo y no cuentan con un espacio en la agenda de sus cuidadores. |