Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles y arbustos se morían. El roble dijo que se moría por no ser tan alto y tan fuerte como el pino; volviéndose al pino, lo hallo caído, porque no podía dar uvas como la vid; la vid se moría porque no podía dar flores como la rosa; y la rosa se moría por no ser tan fuerte y sólida como el roble... Entonces encontró una planta, un clavel floreciendo y más fresco que nunca.
El rey le preguntó: - Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías ver claveles. Si hubieses querido otro roble, lo habrías plantado. En aquel momento me dije, intentaré ser el clavel de la mejor manera que pueda. Y heme aquí. El más hermoso y bello clavel de tu jardín. ¡Somos, esto que somos! Vivimos marchitándonos en nuestras propias insatisfacciones, en nuestras absurdas comparaciones con los demás. "Si yo fuera", "si yo tuviera", "si mi vida fuera" Siempre conjugando el futuro incierto en vez del presente concreto, empecinados en no querer aceptar, que la felicidad es un estado subjetivo y voluntario. ¡Podemos elegir hoy! Estar felices con lo que somos, con lo que tenemos, o vivir amargados por lo que no tenemos o no podemos ser. Solo podemos florecer, el día que aceptemos que somos lo que somos. ¡Somos únicos! Y nadie puede hacer, lo que nosotros vinimos a hacer aquí. Comienza haciendo lo que es necesario, luego lo que es posible y de repente, estarás haciendo lo que es... IMPOSIBLE. Nos merecemos dar el mejor color a nuestra vida, los demás ya lo hicieron. Pero habemos unos que no nos exponemos al sol por sentir solo su sombra. La humanidad a la verdad no es mala, mala es la idea el no sacarle el mejor provecho a estos sentimientos tan ¡humanos! Y NO PERMITAS que el jardín de tu vida se marchite, por el hecho de no querer entender esa voz que brilla desde lo más profundo de tu corazón. ¡RECUERDA! Nadie es más que nadie, sólo que unos, hacen más que otros. |