Siendo veterinario, fui llamado para examinar a un Sabueso Irlandes de 10 años de edad llamado Belker. Los dueños del perro: Ron, su esposa Lisa y su pequeño Shane, estaban muy apegados a Belker, y estaban esperando un milagro. Examiné a Belker y descubrí que estaba muriendo de cáncer. Dije a su familia que no podíamos hacer ya nada por Belker, y me ofrecí para llevar cabo el procedimiento de eutanasia en su casa. Hicimos los arreglos necesarios, Ron y Lisa dijeron que sería buena idea que el niño de 6 años, Shane, observara el suceso. Ellos sintieron que Shane podría aprender algo de la experiencia. Al día siguiente, sentí la familiar sensación en mi garganta cuando Belker fue rodeado por la familia. Shane se veía tranquilo, acariciaba al perro por última vez, y yo me preguntaba si él comprendía lo que estaba pasando. En unos cuantos minutos Belker se quedó dormido pacíficamente para ya no despertar. El pequeño niño pareció aceptar la transición de Belker sin ninguna dificultad o confusión. Nos sentamos todos por un momento preguntándonos el porqué del lamentable hecho de que la vida de las mascotas sea más corta que la de los humanos. Shane, que había estado escuchando atentamente, dijo: "Yo se porqué". Dijo: |