Subió a la cátedra el famoso peregrino para hablar de sus viajes a los lugares sagrados de la Tierra. Había estado en Santiago de España y en Canterbury de Inglaterra; viajó a Roma y a Jerusalén; visitó los cenobios del Monte Athos; conoció Medina y la Meca; se bañó en las aguas del Ganges y fue huésped de los lamas en los lejanos monasterios del Tibet en Nepal.John Dee escuchó su relación y luego dijo: - A otros sitios sagrados he ido yo. He estado en la montaña y en el bosque; he llegado al desierto y a la selva; he visto las ciudades de los hombres y he vivido en mi casa y mi jardín. También he entrado en mi corazón y en el de mis hermanos. Todos esos lugares son sagrados. Todo sobre la Tierra tiene la señal de Dios. Tú eres tu propio santuario. Así dijo John Dee, y el peregrino entendió que quizás había ido muy lejos a buscar lo que tenía tan cerca. Colaboración de Mario Pablo Vázquez de México, D.F. |