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la herida del rey

La herida del Rey

Había un rey que tenía un consejero que ante circunstancias adversas siempre decía: "Que bueno, que bueno, que bueno". Un día de cacería el rey se corto un dedo del pie y el consejero exclamo: "Que bueno, que bueno, que bueno".

El rey, cansado de esta actitud, lo despidió y el consejero respondió: "Que bueno, que bueno, que bueno".

Tiempo después, el rey fue capturado por otra tribu para sacrificarlo ante su dios. Cuando lo preparaban para el ritual, vieron que le faltaba un dedo del pie y decidieron que no era digno para su divinidad al estar incompleto, dejándolo en libertad.

El rey ahora entendía las palabras del consejero y pensó: "Qué bueno que haya perdido el dedo gordo del pie, de lo contrario ya estaría muerto".

Mando llamar a palacio al consejero y se lo agradeció. Pero antes le pregunto por qué dijo "qué bueno" cuando fue despedido. El consejero respondió:

"Si no me hubiese despedido, habría estado junto a usted y si bien lo dejaron libre a mi me hubieran sacrificado".

Conclusión: Para cualquier dificultad existe una razón que suele escapar a nuestra perspectiva y no entendemos en el momento. La vida es un aprendizaje permanente: todo estudiante recibe primero la lección y luego los problemas por resolver. En la vida real es al revés: primero nos dejan problemas para resolver y luego debemos deducir la lección.

¿Por qué es tan difícil enfrentar los problemas con una actitud positiva? Por la distancia entre usted y el problema. Imagínese que va en patines y remolcado por un auto. Si tiene la cuerda muy corta entre usted y el auto, seguramente no verá con anticipación los baches en la pista y se golpeara.

Tome distancia, alargue su soga ante los problemas y la próxima vez que se enfrente a una dificultad podrá decir como el consejero del rey: "Que bueno, que bueno, que bueno".


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