Respira, serás madre toda tu vida. Enséñale las cosas importantes, las de verdad. A saltar en los charcos, a observar a los bichitos, a dar besos de mariposas y abrazos muy fuertes. No olvides esos abrazos y no se los niegues nunca, puede que un día, con los años, los abrazos que añores sean los que no le distes. Dile cuánto le quieres siempre que lo sientas. Déjale imaginar, imagina con él, déjale llorar. Las paredes se pueden volver a pintar, los objetos se rompen y se reemplazan continuamente: los gritos de mamá duelen para siempre. Serás madre toda tu vida. - Anónimo. |