ENSÉÑALE las cosas importantes. LAS DE VERDAD. A saltar los charcos, a observar los bichitos, a dar besos de mariposas y abrazos muy fuertes... No olvides esos abrazos y no se los niegues nunca, puede que dentro de unos años los abrazos que más añores sean los que no le diste. Dile cuanto lo quieres siempre que lo pienses. Déjale imaginar. Imagina con él... Déjalo llorar. Llora con él... Las paredes se puedes volver a pintar... Los objetos se rompen y se reemplazan... Pero los gritos de mamá DUELEN PARA SIEMPRES. Puedes fregar los platos más tarde. Porque mientras tú limpias, él crece... Trabaja menos ¡Y quiere más! Y, sobre todo, respira: serás madre toda tu vida. Él sólo será niño una vez. |