Érase una vez un enorme árbol de mango. Todos los días un niño se le acercaba para jugar. El tiempo pasaba, y el niño se convirtió en un joven y dejó de visitar el árbol.Un día el joven se acercó muy triste. Árbol: Juega conmigo. Joven: Necesito dinero, no juegos. Árbol: No tengo dinero pero si mangos. Véndelos todos. El joven recolectó todos los mangos y se fue. El árbol se quedó solo y triste. Árbol: Juega conmigo. Hombre: No tengo tiempo para jugar. Mi familia necesita una casa. Árbol: No tengo una casa pero tengo muchas ramas. Llévatelas para construir un hogar. El hombre cortó las ramas y se fue. El árbol se quedó solo otra vez. Dentro de muchos años el hombre regresó. Árbol: Perdóname, pero no tengo nada que darte, solo quedan mis raíces. Hombre: Necesito un lugar para descansar. Estoy agotado después de todos estos años. Árbol: Entonces siéntate a mi lado. Los árboles son nuestros padres. Sacrifican TODO por nosotros. Nunca olvides lo que han hecho por ti. Dales tu amor y cariño antes de que sea demasiado tarde. |