Aquí te presento a mi amigo para que lo bendigas, lo cuides y le enseñes a vivir. Tú, que sabes lo que vive, lo que le preocupa, lo que siente, lo que piensa, lo que anhela, lo que le falta y lo que desea. Tú, que sabes cuándo llora, cuándo ríe, cuándo está en la soledad. Cuídalo, protégelo, anímale a seguir adelante, acompáñalo siempre. A mí Señor ¡Enséñame! - A presentir lo que siente dentro de él. Porque tú, Señor, fuiste el gran amigo incondicional de Pedro, Mateo, Juan, Judas, Santiago, María Magdalena, Pablo; de muchos hombres y mujeres, de muchos padres y madres que acudían a ti por sus hijos; de muchos niños y jóvenes que buscaban ser oídos y vistos; de muchos ancianos y abandonados que buscaban ser acogidos. Enséñame, Señor, a ser un gran amigo como tú. "No hay mejor amigo que el que da su vida por ellos"... y tú, Señor... la diste por mí. Porque tú, Señor, fuiste, eres y serás el gran amigo incondicional. Colaboración de Alexandra Ramírez Zambrano. |
Te amo tal y como eres | El amor, la amistad y los huevos
14 de febrero, Día del amor y la amistad
Pensamientos para cada ocasión