En ocasiones nos sentimos agobiados por los problemas, el trabajo o la rutina. ¿Quieres caminar un momento por el bosque? Permite que tu espíritu disfrute de esta caminata y relajante un momento. Deja correr solas las páginas y respira tranquilo escuchando la música. Se comprensivo con el joven, compasivo con el anciano, agradable con el oponente, y tolerante con los que no piensan igual que tú. Si piensas que todos están en tu contra, recuerda que los aviones se elevan en contra del viento. Ten presente que la felicidad se halla a lo largo del camino, no al final de la ruta. Comparte con tu pareja y tu familia los momentos en donde aun te queda energía; no les des los despojos del día. No dejes de reír al envejecer, envejeces al dejar de reír. Quien te quiera realmente, jamás se interpondrá en tu camino... a menos que vayas cayendo cuesta abajo. Los buenos modales son como el 0 en aritmética: Quizás no representen mucho por si solos, pero pueden aumentar considerablemente el valor de todo lo demás. La madurez es aquella edad en que uno ya no se deja engañar por sí mismo. La fábrica que produce el mejor producto es el hogar. La valentía no es el roble majestuoso que ve ir y venir las tormentas; es el frágil botón de una flor que se abre en la nieve. Los demás podrán dudar de tus palabras, pero con seguridad, creerán en tus acciones. La música limpia el alma del polvo cotidiano. Trata de escucharla por lo menos al final del día, así disfrutaras de un dulce sueño. Cuando tengas un problema... camina para que tu mente y corazón vuelvan a tomar su ritmo. Dios creó la naturaleza y lugares maravillosos para descansar el alma. El sonido del viento entre las ramas, el crujir de las hojas secas, la caída del agua, el estrépito de las olas, el canto de los pajarillos o los brazos del ser amado producen una paz especial. ¿Por qué no aprovechar esos momentos y lugares? ¿Por qué no poner nuestra vida en las manos de Dios? Él es como el mejor de los bosques. En él se fortalece el alma para seguir caminando por los duros caminos de la ciudad. Que Dios te bendiga hoy y siempre. |