Donde podamos sentirnos tal cual somos, con nosotros mismos y con los demás. Donde exista el respeto por la vida. Donde podamos luchar por alcanzar todo aquello que nos haga sentir felices. Con honestidad, con sentimiento. Donde podamos liberarnos de las presiones y así poder realizarnos, como lo que somos, parte de esta naturaleza. Donde podamos reír, llorar, y permitirnos crecer como individuos. Donde resulte simple y natural, vivir rodeados de amor, justicia y libertad. Colaboración de Gabriel Núñez Acevedo. |