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Difícil explicar la razón por la cual nos ha tocado un mejor lado de la vida, mientras existen muchas personas en el mundo que teniendo el mismo derecho mío, están en el lado triste o en aquel que nunca quisiera que mis hijos y yo llegáramos a estar. Mientras unos tenemos más de lo que necesitamos, otros tienen muy poco de lo que necesitan; y los que tenemos nos volvemos indolentes y muchas veces somos hasta desagradecidos.
Mientras unos desechamos, otros se agachan para recoger lo que en la basura dejamos. Mientras que los nuestros tienen mucho que comer, hay otros que solo comen lo que puedan tener. Con la misma edad y con los mismos derechos, pero hay una diferencia en la realidad de la niña que le toca trabajar, mientras el niño juega, estudia y de nada se tiene que preocupar. Mientras nuestros niños dicen que ya no quieren, los otros que quieren... y nada tienen. Los nuestros comen por gusto hasta su apetito saciar, mientras en otros lugares del mundo muchos niños de hambre mueren sin que su realidad se pueda cambiar. Nuestros hijos se han enfermado por mucho comer, y otros viven enfermos por no tener algo que comer. Un futuro asegurado. Ahora en primaria, mañana a la Universidad para ser un gran profesional. Mientras que nuestros hijos tienen la oportunidad de iniciar con mejores oportunidades para su futuro, hay otros niños en el mundo que están sin saber dónde ir. Los nuestros gozan de las mejores condiciones y grandes privilegios, mientras que a otros les corresponde en condiciones inadecuadas, hacer grandes esfuerzos. Les damos los mejores cuartos y gran cantidad de juegos, y nos olvidamos de enseñarles a valorar esa cantidad de privilegios. Los nuestros prueban lo que quieren, y los otros tan solo comen y comparten lo único que tienen. Los nuestros viven bien y se dedican a disfrutar, mientras que los otros tan solo tienen la esperanza de vivir un día más. Como todo niño, quisieran dedicarse a jugar, pero una cosa muy diferente es su realidad. Más del 13% de los niños entre 10 y 14 años ejercen una actividad laboral, y muy difícil ha sido precisar cuántos niños de menor edad también son explotados o se ven obligados a trabajar.
Las dos son madres y ambas trabajan. Bendito sea Dios que estoy lleno de privilegios y a mi hijo no le toco ese mundo de privaciones. Mientras que a nosotros solo nos preocupa que nuestros hijos no vayan a ensuciarse, hay otros que tan sólo tienen un lugar fétido y contaminado para recrearse.
Y mientras tu lees este mensaje en la mayor comodidad de tu hogar, sin nada que te incomode ni moleste, en este mismo instante otros niños, otras madres viven una historia diferente llena de miseria, diciéndote a ti: Mucho que agradecer y poco que pedir. Bendito seas Dios por nuestro modo de vida que nos otorga muchos privilegios como el permitirnos dedicar algo de tiempo para sentarnos frente al computador a leer y escribir correos; así, como también para pensar en que ocupamos a nuestros hijos y tomar la decisión si los llevamos a comer un helado, al cine, al parque o más bien, nos quedamos hoy en casa sin gastar mucho para en estos días hacer con ellos un paseo, mientras otros viven condiciones que nunca quisiera para los míos. Bendito seas Dios por todo los privilegios que tenemos, mientras hay tantas personas que están llenos de carencias y solo les quedan algunos deseos. Así como sacamos tiempo para ver en la televisión una película con nuestros hijos, saquemos hoy algo de tiempo para compartir con ellos esta presentación que nos muestra la realidad de la vida tal y como son las dos caras de la moneda.
Gracias a Dios por tanta bondad que quizás no merecemos y que tampoco agradecemos. Procesos de formación para grupos sociales y empresas, fundamentados en ética, valores y familia. Muéstrale a tus hijos que existe otra cara de la moneda, teniendo en cuenta que el peor mal para la pobreza es la indiferencia y la indolencia. Somos nosotros y mañana ellos los que debemos de trabajar para erradicar del mundo la miseria.
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