AL PADRE SOAREZ. -¿Qué haces? -Estoy orando, Señor -respondió él. -Haces muy bien -lo alabó Cristo-. Quien medita habla consigo mismo, pero quien reza habla conmigo. Y ¿qué estás pidiendo en tu oración? Porque supongo que estás pidiendo algo. -Así es, Señor -reconoció el Padre Soárez-. Estoy pidiendo por la conversión de los infieles. Entonces Cristo dijo algo que asombró mucho al padre Soárez. Dijo: -Reza mejor por la conversión de los cristianos al cristianismo, y deja que los infieles sean fieles a sus infidelidades. -Señor -se atrevió a comentar el Padre Soárez-, a veces no entiendo lo que dices. -Estamos al parejo -sonrió Cristo-. A veces yo tampoco entiendo lo que dices tú. Colaboración de Mario Pablo Vásquez de México, D.F.
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