Después de largas desazones, enfrentamientos, tensiones y malos ratos, reflexioné y comprendí que debía cambiar. Comencé a ordenar mi Patio Interior. Comprendí que debía quererme de veras, valorarme más, y di un gran giro en mi vida. Después de relajarme, palpé lo que es Autoestima. Y así comprendí que mis angustias y sufrimientos surgían de mis contradicciones. Y traté de vivir con eso Autenticidad. Cuando me amé de veras, supe que mi vida no es tan anodina, pues las tensiones y todo lo que me sucede, me ayuda a crecer. Y deseé la Madurez. Con una nueva sensibilidad, sentí lo que ofende a los demás, las presiones que ejerzo para lograr mis deseos inoportunos. Y aprendí a Respetar. Y como de verdad me quería, comencé a buscar lo saludable, erradicando de mi vida cualquier situación, persona o cosa que me aleje de una vida sana... Al principio creí que era egoísmo. Hoy sé que es Responsabilidad. Y abandoné las prisas, me libré de los grandes proyectos de futuro. Hago lo que creo justo y correcto, sin agobios, a mi propio ritmo camino por la senda de la Simplicidad. Cuando me quise de veras, comprendí mis propias limitaciones, desistí de tener siempre la razón y empecé a equivocarme menos. Poco a poco voy descubriendo la Humildad. Cuando me amé de verdad, desistí de revivir continuamente el pasado, y agobiarme con el futuro. Viviendo cada día con intensidad, me siento en Plenitud. Cuando me amé de verdad, percibí que la mente puede atormentarme y dominarme. Pero al colocarla al servicio del corazón, resultó ser mi mejor aliada. Así aprendí a Vivir en equilibrio. "No tengamos reparo en revisar nuestra vida, ordenar nuestro patio interior, aunque provoque desgarros..." "Cuando las galaxias chocan... del caos nacen las estrellas."
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