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¿Qué hay más grato que oír la voz de un amigo, mirar su cara sonriente o sentir la calidez de su abrazo? Una de las bendiciones más bellas de la vida, es tener un amigo con el que podamos discutir libremente nuestros temores y compartir nuestros sueños. Alguien que nos acepte tal como somos, a pesar, de nuestros defectos. Un amigo verdadero, nos anima, nos conforta, nos acoge como un gran sillón y nos ofrece un refugio a salvo del mundo. Un amigo verdadero permanece a nuestro lado en los buenos, y en los malos tiempos. Un amigo verdadero nos escucha, cuando necesitamos exponer un problema. Un amigo verdadero contesta el teléfono a medianoche, y no se molesta por ello. Un amigo verdadero nos defiende del mundo. Una amistad así, hecha hondas raíces. Aún cuando estemos separados por el tiempo y la distancia, la amistad continúa creciendo y madurando. Todos hemos vivido la experiencia de encontrar a un viejo amigo después de muchos años y descubrir que somos capaces de renovar nuestra relación, como si la separación sólo hubiera durado unos minutos. Los amigos verdaderos y fieles son, no cabe duda, un tesoro; tocan nuestros corazones y fortalecen nuestro espíritu con sus palabras, su touch, y a veces con el mero hecho de estar ahí, sin decir palabra. No olvides que la mayor necesidad emocional de una persona, es sentirse apreciada. Dignos de admiración, aquellos que tienen la facultad de hacer amigos. Y por encima de todo, la facultad de ir más allá de uno mismo, y poder apreciar lo noble y amoroso que hay en otros, es un regalo de Dios. La verdadera amistad… llega cuando el silencio entre dos personas, se vuelve cómodo. Sólo debemos aprender a reconocerlo. A la pregunta: "¿Qué es un amigo?" Su respuesta fue: Y no lo olvides: LA AMISTAD VERDADERA, ES COMO LA BUENA SALUD: Colaboración de Gabriel Núñez de León, Gto., México. |