Hay gente que te hace fácil. Que te allana el camino. Que te corre las piedras que no viste, porque estabas demorada en otro pantano. Gente que festeja tu sonrisa. Que te pone una manta, porque tiene frío, se adelanta al tuyo. Gente que te escucha con el corazón y mirándote a los ojos. Gente a la que no le importa gastar un minuto en discutir algo que no le suma a ninguna de las dos partes. Gente que te cuida. Te valora y te respeta, sobre todo cuando estás ausente. Es gente que te quiere sin vueltas. Sin enrosques. Sin pedido de facturas ni reproches. Gente que te elige por tu compañía. Por quién eres. Porque acepta tu herida y tu belleza. Gente buena. Gente que vuela con tu vuelo y te recuerda los tres deseos que te tocan para tu cumpleaños. Gente que alimenta tu alma. Sana. Cura. Salva. Esa gente se vuelve imprescindible. Se cuida como oro. Esa gente es necesaria y uno tiene que valorarla cuando está, no cuando hace falta. A esa gente se le ama. Y punto. |