Un sobrino de mi esposa falleció en el mes de diciembre del 2000 y su padre estuvo muy inquieto durante las horas anteriores al accidente; lo llamo por teléfono y éste le comunicó que estaba en camino a su casa y que llegaría en unos minutos, el padre al notar la tardanza acudió a buscarlo y lo encontró sin vida en el lugar del accidente, lo sacó del automóvil y lo tuvo en sus brazos hasta que se lo llevó la ambulancia. Días después en un periódico de la localidad apareció una publicación del periodista Jorge Villegas, la que considero una importante reflexión que dice lo siguiente: TREGUA De vacaciones por Europa, Andy Iglesias perdió la comunicación con su hogar por cinco días. Sus papás temieron lo peor. Se angustiaron por el silencio inexplicable. El papá de Andy, en su angustia, temió lo peor. Y formuló una plegaria singular: "Dios mío, por favor no te lleves todavía a Andy. Déjamelo por unos días para decirle cuánto lo amo" Nada les había pasado a Andy y sus amigos; simplemente se desconectaron accidentalmente. Pero el Señor Iglesias no olvidó su promesa a Dios. Cada día, sin faltar uno, le dijo a su hijo cuánto lo amaba. Andy Iglesias se mató el viernes en un accidente automovilístico. Sus padres lloraron su muerte pero le dieron gracias a Dios por la tregua; "lo tuvimos cinco meses más para decirle cuánto lo amábamos", dicen. Por cierto ¿Ya le dijo usted a su hijo que lo quiere? No esperes pedir una tregua para decirles a tus hijos cuanto los quieres, ¡hazlo ahora! Colaboración de Gabriel Núñez de León, Gto., México. |