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| Uno de los grandes males de nuestro tiempo cada vez más reconocido incluidos sus defensores como un mal menor inevitable es la existencia del divorcio. Se considera como una de las grandes conquistas del mundo moderno cuando realmente se trata a la vista de sus efectos catastróficos para la sociedad de uno de los grandes males de la sociedad contemporánea. En nuestros días el llamado comunitarismo defendido por Etzioni parece continuar la línea de muchos autores que se pronuncian por la fidelidad en el matrimonio como única garantía para realizar el amor duradero entre los cónyuges. Pensadores tan diferentes como Kant, Marx, Kierkegaard, o Levy-Straus; teólogos protestantes como Tillich y los católicos sin excepción están en contra del divorcio. La indisolubilidad del matrimonio fue defendida -cosa que pocos conocen- por el fundador del marxismo. En un escrito de juventud publicado en la Gaceta Renana el 19-XII-l832, sobre el proyecto de ley de divorcio, escribe: Nadie está obligado a contraer matrimonio, pero una vez contraído, todos están obligados a obedecer sus leyes (no las del Estado, sino las leyes internas). Quien contrae matrimonio, no inventa el matrimonio, del mismo modo que el nadador no inventa la naturaleza o las leyes del agua o de la gravedad. Por consiguiente no es el matrimonio el que debe plegarse a su arbitrio, sino su arbitrio al matrimonio. ¿No les parece que deberían conocerlo nuestros iletrados legisladores? |
