Sabes, es curioso como la sociedad asigna roles a cada uno de los padres en cuanto naces: La mamá será tierna, comprensiva, y capaz de morir por ti. El padre en cambio, representará la autoridad, la fuerza y la honestidad, le está prohibido llorar, pues demuestra debilidad, le está prohibido reír, demuestra que puede no ser tomado en serio. Hoy, sin embargo, quiero hablarte de una experiencia que me tocó vivir a mí, respecto a estos roles. Mi padre, es el hombre más tierno y cariñoso del mundo, cuando yo era chica, trabajó todos los días de la semana, sin descanso: unas veces en el empleo, otras en la casa, en fin. Sin embargo, siempre tuvo tiempo para mí; para hacerme un papalote, para contarme sus historias, para darme esas pequeñas lecciones de la vida, sin tono de sermón, ni de intentar darle un aire solemne a esas platicas. Para escucharme, para comentarme sus puntos de vista respecto a lo que yo hacía. Siempre fue mi cómplice, y mi amigo incondicional. Creo que lo que nunca olvidaré, es que siempre me apoyó, y aunque a veces me dijo que no estaba de acuerdo, siempre me dejo tropezarme porque sabía que era la única manera de aceptar que estaba equivocada. Hubo un momento en mi vida en que pensé que lo mejor, sería ser independiente. Y él me dejó hacerlo, junto con mi madre, jamás olvidaré que a pesar de que era la primera vez que salía de casa para vivir en otra ciudad, ni por un momento desconfiaron de mí. Me fui a vivir sola e independiente a una ciudad nueva, con gente nueva, con ideas diferentes, etc. Siempre pensé que cuando llegara ese momento, sería el momento más feliz de mi vida... pero no lo fue del todo, y a decir verdad, no pasó mucho tiempo para que yo supiera cuánto extrañaba a mi familia, pero sobre todo, cuánto lo extrañaba a él. Hace poco tiempo me casé, y por mi profesión, casi no puedo ver a mi papá, y a mi familia, sin embargo, en los momentos difíciles, nunca he dejado de sentir su presencia protectora y reconfortante, que me hace ser fuerte y paciente. Quizá lo único que me falta para terminar de describir mi relación con él, es que él NUNCA me ha dicho "Te quiero" ; y yo nunca lo he necesitado. Colaboración de Guillermina Martínez Ortiz de Xalapa, Veracruz. |