Mirando las estrellas me di cuenta que en cada una de ellas existe un paraíso. Mirándolas a ellas descubrí la infinidad de cosas que perdemos. Ellas que están allá, tan lejos de este mundo, al menos sobreviven con su pequeño brillo; y nosotros acá, tan llenos de momentos, nos sentimos morir cuando algo se termina. -Mirando las estrellas comprendí el valor que no damos a la vida. Cuando ésta sin querer nos quita cosas, pensamos que es injusta y olvidamos que sin ella no seríamos quienes somos. Hoy sin pensar vi volar una estrella en su gran mundo... La vi volar sin rumbo y la noté perdida. Me di cuenta que a veces no sólo en este mundo existe soledad... que ellas también la sienten, como cualquier persona, pero al menos siguen brillando, buscando una razón para salir de ella. En cambio acá, nosotros, pensamos que estar solos es el fin de la vida; y no nos damos cuenta que a veces la soledad nos ayuda a encontrar respuestas que no estaban. Mirando las estrellas pude ver que la felicidad llega en cualquier momento... que todo se termina en este mundo, desde lo más hermoso, hasta lo más molesto y doloroso. Hoy mirando una estrella, sentí el calor aquel del amor que se fue... Y descubrí que en ella están los sueños, los besos y aquel tiempo que se perdió algún día. Comprendí que el amor tiene un millón de vueltas... Que a veces nos sorprende, nos da felicidad, y a veces se transforma en lo peor que hay. Mirando una de ellas, crecí un poquito más. Aprendí a sonreír, y a ver la realidad. Mirando una de ellas, pude ver la verdad: que no sirve el ORGULLO cuando existe AMISTAD; que no sirve LLORAR cuando un amor se va; que no vale la pena aprender a CALLAR; que no existen FRONTERAS cuando tenemos VIDA... y que aprender a VIVIR, ES LO MEJOR QUE HAY!!! Colaboración de Elizabeth Vázquez García de León, Gto., México. |