Este pequeño pájaro es actor. Llega mi perro a la arenosa orilla del arroyo y surge de pronto el pajarillo. Cojea, arrastra un ala por el suelo y pía con lastimoso acento. Cualquiera pensaría que está herido. Un perro menos sabio -es decir, menos viejo- que mi Terry se lanzaría sobre él a rematarlo. Pero el pájaro goza de cabal salud. Es, como dije arriba, un actor. Finge estar lastimado para salvar del riesgo a sus polluelos, inmóviles y mudos en el cercano nido oculto entre las piedras. El enemigo -perro, coyote, zorra, sierpe- irá tras la avecilla creyéndola segura presa, y al hacerlo se alejará de la nidada. Este pájaro histrión es el tildío. Levanta un palmo nada más del suelo, pero tiene grandezas de heroísmo, y se pone en peligro para salvar a los suyos de la muerte. Representa, pues, a la vida el diminuto comediante. Yo llamo al Terry junto a mí y aplaudo por pura broma la actuación del pájaro. El tildío se detiene para oír el aplauso. No cabe duda: es un actor. Colaboración de Mario Pablo Vásquez de México, D.F. |