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Remóntate como las águilas

Remóntate como las águilas

El águila es usada como un símbolo de los que esperan y confían en el Señor. Esa ave es interesante desde su origen. Un pollo está listo para ser vendido en el mercado en nueve semanas, las águilas no. Estas necesitan como en el caso del águila real, hasta un año para volar solas.

Los verdaderos cristianos son como las águilas, necesitan tiempo para madurar. Primero trigo, después hierva verde, finalmente fruto. Podemos ver palomas, gaviotas y cotorras volando en bandadas, las águilas no, siempre están solas, como máximo dos. Permanecen en las alturas mirando el infinito. En las alturas es desde donde se aprecia el poder del cristiano, que muchas veces tiene que permanecer solo por causa de sus principios. No tengas miedo de quedar así. Generalmente el cristiano anda a contramano de la sociedad.

Este mundo, con los actuales moldes, no fue hecho para el pueblo de Dios. Vuela alto, aunque los que se remontan a las alturas no sean comprendidos. Cuando alguien no es comprendido, es temido, y cuando alguien es temido, es criticado y condenado.

¿Pensaste alguna vez adonde van las águilas cuando llega la tormenta? ¿Dónde se esconden? No se ocultan. Abren sus alas, que pueden hacerlas desplazar a una velocidad de hasta 90 kilómetros por hora, y enfrentan la tormenta. Saben que las nubes oscuras, la tempestad y las descargas eléctricas pueden tener una extensión de 30 a 50 metros, pero allá arriba brilla el sol.

En esa lucha terrible pueden perder plumas, herirse, pero no temen y siguen adelante. Después mientras todo el mundo queda a oscuras allá abajo, ellas vuelan victoriosas, en paz, allí arriba.

Finalmente, las águilas también mueren, pero ¿encontraste alguna vez un cadáver de águila? Es posible que, en esas carreteras de las reservas ecológicas, hayas encontrado algún cadáver de gallina, de perro o de paloma, o incluso de algún animal del monte, pero al cadáver de un águila no lo encontrarás. ¿Sabes por qué? Porque cuando sienten que llegó la hora de partir, no se lamentan ni se paralizan por el miedo. Con sus ojos procuran el pico más alto, sacan las últimas fuerzas de su cansado cuerpo, vuelan hacia las cumbres inalcanzables y ahí, resignadamente, esperan el momento final. Hasta para morir las águilas son extraordinarias.

Quizá por eso, a los que confían en el señor el profeta Isaías los compara con las águilas. Tal vez hoy tengas que hacer frente a un día lleno de desafíos, algunos te podrán parecer imposibles de vencer, pero recuerda: Descansa en el señor, pasa tiempo con él y después sal a la lucha, sabiendo que más allá de la tormenta brilla el sol.

Alejandro Bullón.

Colaboración de Máximo González.


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