No hay palabras mal gastadas y mal interpretadas que la palabra romántico, la cual siempre se confunde con cordialidad y sentimentalismo que suelen ser características de personas premeditadas o frágiles, inseguras o inconstantes. Ser romántico es sobre todo ser fuerte, definido seguro de sus sentimientos y determinado, fiel primeramente a sí mismo que respeta a su propio corazón ósea nunca mercantiliza o juega con la persona a quien ama pues para él, el amor es sagrado y por eso sabe elevar a la persona amada a un nivel tan o más alto que el suyo. Ser romántico es saber dar espacio a la persona amada dentro de sí, sin dejar de amarse a sí mismo amando a esa persona con la misma fuerza con que se ama, porque sabe que nada se basta a sí mismo. Ser romántico es jamás avergonzarse de sus lagrimas como la noche que nunca se avergüenza de sus estrellas, al contrario, las luces con orgullo porque así como las estrellas adornan el cielo así también las lagrimas de amor adornan el alma que sufre. Ser verdaderamente romántico es nunca preocuparse en ganar o perder, es jamás preguntarse a sí mismo si está siendo correspondido o no, si es amado o no, simplemente ama sin miedo, ama sin pedir nada, ama sin culpa, ama porque no sabe hacer otra cosa. Colaboración de Sharon Iveth de León, Gto., México. |