Las rosas rojas eran sus favoritas. Su nombre también era Rosa. Cada año su esposo se las mandaba atadas con un moño bonito. El año que él murió, le entregaron las rosas a su puerta con una tarjeta que decía: "Sé muy Valiente". Cada año le mandaba rosas y la tarjetita siempre decía: "Te amo más éste año que el año pasado en este día. Mi amor crecerá con cada año que transcurre". Ella sabía que esta sería la última vez que recibiría rosas. Pero, pensó que, tal vez las había ordenado antes de morir puesto que no sabía lo que iba a suceder. A él siempre le gustaba adelantarse haciendo todo por si acaso estuviera muy ocupado para hacerlas en la fecha indicada. Por eso ella cortaba los tallos y las colocaba en un florero muy especial que ponía a un lado de su retrato. Después, se sentaba horas enteras viendo el retrato y las flores. Pasó un año y era muy difícil vivir sin su pareja. La soledad la había invadido y parecía su destino. Pero entonces, igual que en otros días de San Valentín timbra la puerta y encontró las rosas. Entro con ellas en las manos y con gran asombro tomo el teléfono y llamo al florista. Le contesto el dueño y ella le pidió que le explicara... ¿Quien quería causarle tanto daño? La respuesta fue..."Sé que su esposo murió hace más de un año y sabia que usted me llamaría. Las flores que usted acaba de recibir fueron previamente pagadas. Su esposo siempre adelantaba las cosas sin dejar nada al devenir. Hay un pedido en su expediente pagado por adelantado para que reciba estas flores cada año. También debe saber otra cosa. Hay una notita especial escrita en una tarjeta. Esto lo hizo hace muchos años. Esta dice que si yo me enterase que él ya no está, la tarjeta se la debo enviar a usted al año siguiente. Rosa se mostró agradecida y colgó hecha un mar de lágrimas, con las manos temblorosas y lentamente tomo la tarjeta con la nota. Se le quedo viendo en un silencio total. Leyó lo siguiente: |
La esperanza de un sueño | No somos inmortales
2 de noviembre, Día de muertos
Pensamientos para cada ocasión