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| - Sabe mantener su espacio, guardando celosamente la consideración que los demás merecen y cumpliendo cabalmente con sus responsabilidades. - Amplía el marco de su realización personal, creando un mundo rico, más allá de los linderos del hogar y de la pareja. Lo hace por sí misma, pero no sólo para sí misma. Sus logros enriquecen su vida familiar. - Dedica tiempo a lo suyo sin arrebatarle tiempo y calidad a sus relaciones afectivas. Disfruta de ellas y proporciona el mayor placer que puede. - Comparte sus experiencias con el ser amado. Lo invita a participar de las actividades que le producen goce y satisfacción, pero no presiona, no obliga, ni deja de hacerlas por el hecho de que a aquel no le apetezca o no las valore. - No se mete a la fuerza en el territorio del compañero ni lo acosa para que abandone sus intereses. - No adopta una posición persistentemente crítica respecto de los amigos, parientes, acciones, ideas y sentimientos del compañero. Puede ser, por ejemplo, que no le guste que asista a una determinada asociación, pero le basta con expresarle claramente sus razones una sola vez y lo deja optar. - Sabe distinguir perfectamente entre lo mío, lo tuyo, y lo nuestro, en relación con las responsabilidades, los sueños, los objetivos, las cualidades, los deseos, las necesidades, etcétera. Tomado del libro UN AMOR QUE SIRVA O UN ADIOS QUE LIBERE, María Cecilia Betancur, páginas 149 y 150. Colaboración de Liceo Rafael J. Mejía de Colombia. |
