La quise desde siempre pero ella nunca lo supo. Los años fuerón pasando y yo seguí muy de cerca su vida, sus noviazgos, su casamiento. Estuve a su lado cuando nacierón sus hijos y hasta fuí el padrino de uno de ellos. Su rostro se iluminaba cuando me veía, su sonrisa me turbaba. Yo la amaba, pero ella no lo sabía, era mi amor imposible. Nunca me case, quería vivir para ella. Jámas me atreví a insinuarle nada cerca de mis sentimientos y........un día ella enfermo...... todo paso muy rápido, sabiamos que moriría pronto. Fui a verla, me quedaba largos ratos a su lado, y ya no había alegría en su rostro palido. En un momento sentí que su mano se apretaba fuertemente a la mía, abrio sus ojos, tristes, llorosos. Sus labios susurrarón las palabras que siempre espere pero jamas creí llegar a escuchar. Muy suave, lentamente, me dijo: mi amor, gracias por todo lo que me diste. Te diré un secreto, te quiero, te ame como a nadie en este mundo pero nunca me anime a contartelo, tuve miedo......que no me amaras. Colaboración de Elizabeth Vázquez de León, Gto., México. |