Tienes la libertad de ser tú mismo y nada se puede poner en tu camino. El secreto es dejar de verse a sí mismo como prisionero de un cuerpo limitado, rompe las cadenas de tu pensamiento y romperás también las de tu cuerpo. Había llegado a creer que el vuelo de las ideas podía ser tan real como el vuelo del viento y las plumas. Las cosas más simples son a menudo las más reales. La única ley es la que guía a la libertad. Juan Salvador Gaviota descubrió que el aburrimiento, miedo y odio son las razones por las que la vida de una gaviota es tan corta, y cuando se fueron de su pensamiento, vivió una larga vida. Juan suspiró. El precio de ser mal entendido, pensó. Te llaman demonio o te llaman Dios. Más que nada en el mundo, Juan Salvador Gaviota amaba volar. Autor: Juan Salvador Gaviota. |