En aquel tiempo, dice una antigua leyenda china, un discípulo pregunto al vidente: Maestro, ¡Cuál es la diferencia entre el cielo y el infierno? Y el vidente respondió: Es muy pequeña,y sin embargo, de grandes consecuencias. Vi un gran monte de arroz cocido y preparado como alimento. En su derredor había muchos hombres hambrientos casi a punto de morir. No podían aproximarse al monte de arroz, pero tenían en sus manos largos palillos de dos y tres metros de longitud. Es verdad que llegaban a coger el arroz, pero no conseguían llevarlo a la boca porque los palilllos que tenían en sus manos eran muy largos. De este modo, hambrientos y moribundos, juntos pero solitarios, permanecían padeciendo un hambre eterna delante de una abundancia inagotable. Y eso era el infierno. Vi el otro monte de arroz cocido y preparado como alimento. Alrededor de él había muchos hombres, hambrientos, pero llenos de vitalidad. No podían aproximarse al monte de arroz pero tenían en sus manos palillos de dos y tres metros de longitud. Llevaban a coger el arroz, pero no conseguían llevarlo a la propia boca porque los palillos que tenían en sus manos eran muy largos. Pero con sus largos palillos, en vez de llevarlos a la propia boca, se servían de unos a otros el arroz. Y así acallaban su hambre insaciable en una gran comunión fraterna, juntos y solidarios, gozando a manos llenas de los hombres y de las cosas, en casa. Y eso era el cielo. Autor desconocido Colaboración de Roberto Camacho. |