El alfarero trabaja con esmero. Hace su trabajo con las manos. Y las manos tienen un lenguaje de amor, de ternura y también de energía y de fuerza. En cada obra, Dios pone sus manos con afecto, amor, atención. El alfarero tiene un secreto para que su vasija sea perfecta. El silencio es una tarea artesanal. |