- Llevo mucho tiempo esperándote aquí en la cama. ¿Por qué tardaste tanto? - Quería verme guapa para ti. ¿Cómo me veo? - Te ves más hermosa de lo que imaginaba. - Gracias. ¿Hay espacio para mí en la cama? - Por supuesto. Acércate, ven aquí. He estado esperando este momento. El anciano se acurrucó mejor y su nuca se movió levemente encima de la almohada. La muerte se recostó a su lado y lo miró de cerca. El anciano cerró los ojos, sonrió aliviado, y entonces todo terminó. |
No te acerques a mi tumba | No te mueras con tus muertos
2 de noviembre, Día de muertos
Pensamientos para cada ocasión