Me llamas maestro... y no me preguntas. Me llamas luz... y no me ves. Me llamas verdad... y no me crees. Me llamas camino... y no me sigues. Dices que soy divino... y no me amas. Dices que soy generoso... y no me pides. Dices que soy misericordioso... y no confías en mí. Dices que soy noble... y no me sirves. Dices que soy omnipotente... y no me honras. Dices que soy justo... y no me temes. Señor, hoy te pido por todos mis amigos, tú sabes cuáles, cuántos y cómo son. Algunos más antiguos y otros más recientes, algunos alegres y expresivos... otros tímidos y callados; otros sinceros y bulliciosos... en fin, todos diferentes, todos especiales y muy valiosos. Te pido que tengan una buena comunicación contigo... aunque a veces entre nosotros no nos comuniquemos tanto. Que con sus padres y hermanos y en general su familia, compartan mucho... Aunque a veces sin quererlo, nuestro compartir como amigos no sea tan frecuente. Que cuando brinden su cariño a otros, lo hagan con dedicación y lealtad, y obren siempre con sinceridad... Aunque a veces la gente que encuentren en su diario vivir no les responda así. Pero lo que más te pido, Señor, es que el día en que nos llames y nos encontremos todos ahí contigo, sigamos contando los unos con los otros y podamos decir que… SEGUIMOS SIENDO ¡BUENOS AMIGOS! Colaboración de Gabriel Núñez de León Gto., México. |