Señor, ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles. · Si me das fortuna, no me quites la razón. · Si me das éxito, no me quites la humildad. · Si me das humildad, no me quites la dignidad. · Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla, no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo. · Enséñame a querer a la gente como a ti mismo y a no juzgarme como a los demás. · No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso. · Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo. · Enséñame que perdonar es lo más grande del fuerte y que la venganza es la señal del débil. · Si me quitas el éxito, déjame fuerza para triunfar del fracaso. · Si yo faltara a la gente, dame valor para disculparme y si la gente faltara conmigo dame valor para perdonar. · Señor, si yo me olvido de ti, no te olvides de mí. Colaboración de Abiel Ortiz de Valle Hermoso, Tamaulipas, México. |