Ten una idea clara de cómo deseas para ti a tu niño, sin deseos, no puedes educar. Aprende a ver al niño como él es, el amor a la realidad es el principio de toda educación. El sexo del niño es una realidad, acepta esa realidad de todo corazón. Tu niño es un ser independiente, no el producto de sus padres. No eches a perder a tu niño con una necia admiración. Si tu niño no es brillante en la escuela, debes saber que no significa que no haya inteligencia. No compares a tu niño con otros y, cuando tu niño refleje como espejo tus debilidades y faltas, ¡no rompas el espejo! Los niños son huéspedes, no te pertenecen. Después de Dios, se pertenecen a sí mismos. Colaboración de Elena Valenzuela. |