Qué alegría se siente el ayudar a un niño, el ver su sonrisa, el ver su agradecimiento. El mirar como sus ojos brillan, el saber que existe otro mundo, el conocer la bondad sin límite, el mostrar un poquito de bondad. Para un niño un simple detalle es un todo, porque no importa el valor sino la intención con que lo haces. Hoy entendí qué es la bondad. Entendí que no puedes comprarla, entendí que solo se disfruta si realmente lo haces de corazón. Entendí tantas cosas que antes estaba ciego. Entendí que ahora solo tengo que dar un paso, el paso final, para completar realmente a lo que vine a este mundo. Encontré realmente mi vocación. Colaboración de José Muñoz de León, Gto., México. |