Un día, el sabio miro al discípulo sentado frente a él, seguro de sus creencias, satisfecho de sus ocupaciones y planes, y le dijo: -"Amigo mío, a veces tengo la sensación de que, cuando mueras, lo harás sin haber vivido nunca, como si la vida hubiera pasado de largo junto a ti." Y, como si se le ocurriera de pronto, añadió: -"Aunque, bien pensado, es algo todavía peor: la vida y tú, habéis ido en direcciones opuestas" Colaboración Gabriel Núñez. |