Vi a los ojos de Doña Laura, una señora mayor, su cuerpo era el resultado de muchos años de lucha y dolor; pero su mirada reflejaba felicidad. Le pregunté que la hacía sentirse tan feliz, ella me dijo: "Es lindo salir y correr bajo la lluvia, sentir cada gota por mi cuerpo, eso me hace sentir que estoy viva, enfrentar cada mañana con alegría, darme cuenta que los obstáculos están conmigo solo si yo quiero, que puedo soñar y sentir que todo es real" Le di un beso en la mejilla y me aleje suavemente como sintiendo por primera vez en mi vida cada paso que daba, ahí quedó Doña Laura en su cama, la que ha sido su compañera desde los dos años, cuando un accidente le quitó lo que aún tenemos nosotros. Después que me dijo esto, me sentí triste, porque muchas veces he desperdiciado mi vida quejándome de lo que no tengo, sin darle valor a lo grande y maravilloso que Dios me da cada día que me levanto, que tengo la oportunidad de respirar, de sonreír, de moverme y caminar. Colaboración del Ing. Javier Vargas Solís. |