Existen tantas visiones de la realidad como personas que la viven. Y esas visiones pueden ser tan diferentes que una misma circunstancia puede ser fabulosa para unos y espantosa para otros. La realidad de un hombre depende de su ser interior y de su circunstancia. Las cosas van o vienen, de acuerdo al punto en donde estemos situados. Esto, de algún modo, significa que una parte de nuestra realidad depende de nosotros. Y es precisamente sobre esa parte donde debemos actuar. Poco podremos, posiblemente, hacer sobre el entorno y la circunstancia. Pero sí podemos situarnos en una posición más favorable, haciendo que esos factores confluyan hacia nuestro bienestar. No dejemos de hacer lo mejor para nosotros y para quienes nos rodean y nos quieren bien. No aceptemos el destino así, como viene, dejando que mueva nuestra vida a su entero antojo. No explotemos al máximo esa porción que depende exclusivamente de nosotros. Seguramente descubriremos una nueva realidad... Una realidad mejor... Una realidad que se ajusta a nuestra medida... Una realidad hecha, en gran parte, por nosotros, para nosotros... Colaboración de Jorge Luis Caballero Quezada. |