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| A una mujer no le pongas etiquetas, ni es pura, ni es buena, solo un ser humano que sueña; ni es tu esposa, ni tu amiga, ni tu juguete nuevo, sólo es una mujer que no trae instructivo, así no sabrás desarmarla ni como desactivarla, no sabrás por donde llegarle, la ventaja está con ella. No le pongas etiquetas, no es la madre, ni la hija de tal, sólo es una mujer, y no trae refacciones, si la malgastas te quedas tirado, varado, solo en el camino. No le pongas etiquetas de que si ella es correcta o abstracta; acomedida, urbana, sexual, voluptuosa, apasionada o si sabe bailar. Porque ser mujer es camino interminable, con ella el tiempo es breve; ella es canto sin voz, o voz que a veces canta, lágrima oculta a solas derramada; sonrisa, entrega, oasis, llama; sartén, aguja, escoba, platos; anhelos inconclusos y es el único ser que sufre más interrupciones por minuto y que sigue su lucha sin tregua, aun rendida de cansancio, por una vida mejor... Colaboración de Elena Valenzuela. |
