En una aldea de alguna parte del país, vivía un hombre viejo y sabio. Tenía ya noventa años de edad y parecía contento y feliz. Y entonces, alguien le dijo: El viejo aspiró con fuerza su pipa y contestó: Esto era lo que le había enseñado la vida. Para vivir de veras, debes vivir hoy. La vida es corta y pasa pronto y, si no vives hoy habrás perdido el día. No ensombrezcas tu espíritu con miedos y preocupaciones por la mañana, no cargues tu corazón con toda la miseria del ayer. Piensa complacido, en lo bueno del ayer; sueña también con cosas bellas que pueden venir mañana. Pero no te pierdas en el ayer, ni en el mañana. |